Foto: El sol no basta
Por: Juan
Este juego de los dos
Por: Daniel
- ¿Qué haces con esa hoja?
- Nada, uno no puede hacer nada con esta hoja.
- Se ve bonita a contraluz.
- Será lo único.
- No, pásamela por la espalda. Despacito.
- Entonces quítate la chaqueta y la camiseta, despacito.
- No me voy a quitar nada.
- ¿Por qué?
- Porque me empieza a picar el pasto.
- Puras excusas.
- Te calientas muy fácil.
- ¿En serio?, ¿sólo quieres que te pase la hoja por la
espalda y ya? Vas a terminar durmiéndote.
-¿Y qué si me duermo?
- Me voy de aquí y quedas como un alma desolada.
-Te vas de aquí a jalarte un rato.
- Podría.
- ¿Por qué paras?
- ¿Te acuerdas de la
última vez que estábamos en estas?
- Sí, claro, en la casa de la abuela.
- Con la escobilla de la chimenea.
- No sé cómo me pudo parecer sexy eso.
- Acabó bien esa vez, ¿no?
- ¿Si ves?, pura calentura tú.
- Los dos.
-Esa vez…
- ¿Qué crees que hubiera dicho tu mamá si nos hubiera
encontrado?
- Yo creo que se devolvía a llorar en el cuarto.
- Si, podría.
- ¿Y tu mamá?
- Se pone a hablarnos ahí, mientras estamos en bola, para
hacernos sentir bien poca cosa.
- Y luego nos dejaría de hablar…
- ¡No! Nada que ver, se pone a hablar todo el tiempo. Y como
a vigilar. Y a preguntar. Como si todo estuviera bien pero la verdad no. Muy
querida ella, así sería.
- Efecto-induce-suicidio
- Si. Suicídate-en-bola. ¡Oye!, pero imagínate lo que haría
la abuela…
- Nos deshereda.
- Nos mata. Nos incendia. Nos mete en la chimenea y nos
quema con casa y todo.
- Por pecadores. Porque sólo el abuelo y ella podían hacerlo
en esa sala.
- Y usar, así, la escobilla.
- Qué asco… Qué descaro nosotros.
- Pecadores y descarados al cuadrado.
-¿Cuál es tu pecado favorito?
- Gula.
- Mentira. La calentura. La lujuria. ¡La lujuria!
- ¿Y tú?
- Te vas a reír… La vanidad.
- No te creo.
- ¿Por qué?
- Eres más como la ira.
- No. Ese serías tú.
- La pereza entonces.
- No. Es más como la soberbia.
- ¿Por qué lo dices?
- Tengo un amante.
- Yo sé.
- ¿No vas a decir nada más?
- ¿Por qué no me habías dicho antes?
- ¿Desde cuándo sabes?
- ¿Eso importa? ¿Por qué no me habías dicho?
- ¿Cuánto tiempo llevas así, como si nada?
- ¿Con qué cara me dices eso?
- No sabía cómo decirte.
- Así. Tengo un amante.
- No es tan fácil.
- Para mí tampoco.
- No reaccionaste como creí.
- No piensas bien últimamente.
- No seas así.
- No me jodas.
- Ponte como quieras entonces.
- No es lo que yo quiera, ¿no? Yo soy pura calentura, ¿no? Vete a la mierda.
- Ahora sí reaccionas como creí.
- ¿Me trajiste hasta acá a calentarme las huevas y a decirme
que tienes un amante?
- Tú solito te calentaste las huevas.
- No me jodas Miguel. ¡No me jodas!
- Apuesto a que él no te da besos así.
- No.
-Apuesto a que es todo animal y te babea toda la cara.
- No.
- Entonces nunca antes se había dado besos con alguien y por
eso te gusta.
- No. Son besos suaves. Sus labios son carnuditos. Se mueve
lento. Me aprieta, casi siempre me aprieta. Me gusta. Es rico.
- ¿Por qué carajos me cuentas eso? Imbécil.
- Me pasa la lengua por debajo de los dientes, despacito.
- Cállate.
- Y me muerde pasito. Sabe morder.
- ¡Que te calles!
- ¿Te calentaste?
- Te odio.
- ¿Por qué te conozco?
- Porque sí.
- Tú me haces sentir más cosas.
- Es porque él no te conoce como yo.
- Es ella.
- Quien.
- Él es una ella.
- ¿El que te muerde y te aprieta es la que te muerde y te
aprieta?
- Ajá.
- ¿Quién es?
- Se llama Ximena.
- ¿Y?
- Estudia para ser actriz, baila ballet y canta.
- ¿Tiene una mamá neurótica que no la dejó tener
adolescencia y un hermano que la cela con todos?
- No.
- Entonces no la conozco.
- No, no la conoces.
- Preséntamela. ¿Es bonita?
- Si. Muy bonita. Eso, bonita.
- ¿Complicada?
- No, para nada.
- ¿Le gusta la pizza?
- Si, pues, hemos comido.
- Preséntamela. Vamos a comer pizza.
- Es callada.
- Entonces es mojigata.
- Tan bobo.
- ¿Crees que le guste?
- ¿Gustar cómo?
- Pues, que le simpatice y quiera volver a salir conmigo.
- No veo por qué no.
- Llámala ya.
- ¿Y qué le digo?
- Que tienes un amigo, que es buen partido, que si salimos a
comer pizza que estamos cerca.
- ¿Lo de siempre?
- Lo de siempre.
- No contesta.
- Déjale un mensaje.
- Está bien.
- Vamos por un chicle antes.
- Bueno. Pásame la chaqueta y la camiseta, por favor.
- Toma.
- Espera. Hola Ximena, ya vamos por ti, dile a tu mamá que
no nos demoramos, sólo vamos a comer. ¿Bueno? Oye, y dile que conseguimos la
hojita.
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